PRIMER AMOR

El primer amor nunca se olvida, dicen, y a veces llega sin saber que ha llegado, lo intuyes, porque algo has leído, lo notas, porque de repente todas aquellas canciones cursis ya no te lo parecen, sabes que está ahí porque no dejas de pensar en esa persona y ni siquiera sabes el motivo. El amor es aquello que invade nuestras vidas creen algunos “románticos”, que lo llena todo, que da sentido al universo y sin embargo, nadie muere por amor, ni se detiene el tiempo cuando nos falta. Por eso, ante esta concepción del amor, trasnochada, resulta gracioso leer esta obra de Samuel Beckett porque te hace pensar en lo dramático que es el ser humano cuando se enfrenta a este sentimiento o a cualquier otro.
El primer y único amor del protagonista nos lleva a plantearnos si no viviremos la vida con una intensidad fingida, si realmente el amor es como nos lo han vendido, si los sentimientos que nosotros tenemos son más sinceros que los del protagonista de esta historia, pero ¿no es cierto que solo un loco enamorado podría escribir con el dedo el nombre de su amada en una boñiga y después chupárselo? Se enamora muy a su pesar, sabiendo que la presencia de Lulú le resulta molesta, incluso odiosa en ocasiones. Y como cualquier persona enamorada transforma al ser amado encajándolo en sus propios caprichos, así el protagonista cambia el nombre de Lulú por el de Anne. Esto que parece una tontería sin sentido, ¿no es acaso lo que hacemos todos con nuestras parejas? Vemos en el otro solo lo que nos gusta lo que nos atrae y lo que no, simplemente lo obviamos, pero cuando llega la ruptura, de repente descubrimos a un ser extraño con el que hemos convivido sin darnos cuenta de cómo era. Tal vez, vemos solo lo que queremos y no la realidad, por eso al chocarnos con ella nos parece que es otra.
El protagonista está enamorado y piensa constantemente en ella y quizá, la única forma de quitársela de la cabeza es tener una relación con ella. Al final, la realidad nos hace dejar de dar alas a la fantasía.
Sin saber muy bien cómo la relación de Lulú y el protagonista va avanzando hasta el punto de que se van a vivir juntos y esta situación provoca que tenga una vida organizada y tranquila, ya que Lulú se ocupa de él, le limpia la casa, le hace la comida, mantienen relaciones sexuales… Podríamos decir que llevan una relación convencional. Pero todo cambia cuando Lulú se queda embarazada y él le pide que aborte.Cuando da a luz a su hijo, los gritos, los llantos del bebé le hacen abandonar de nuevo su hogar, aunque esta vez nadie lo había expulsado.
Vemos en el protagonista una especie de arrepentimiento ya que finaliza el relato diciendo: “Durante años creí que iban a parar (los gritos). Ahora ya no lo creo. Me hubieran hecho falta otros amores, quizá. Pero el amor, eso no se hace por encargo.” Acaba confirmando que otro amor le hubiera hecho olvidar el primero, pero el amor no se busca, se encuentra.