Empezó a encontrarse mal, un dolor en el estómago le hizo ir al baño. Sintió náuseas y vomitó. Vomitó de todo. Vomitó corrupción. Vomitó muertos. Vomitó pobreza. Vomitó billetes y más billetes. Vomitó y vomitó hasta que se vomitó a sí mismo y entonces… pudo respirar.
Un microrrelato vomitado, nunca mejor dicho. Lo que pasa que en la vida hay mucha belleza y mucho arte, además. Depende de cómo estamos, eso reflejamos,
Y en la vida también hay muchas razones para vomitar y no depende de cómo estemos sino de lo que hacemos. Hay quien debería vomitar cada día para sentirse mejor, porque lo que hacen unos pocos afecta a muchas personas.