Se sentó en una roca, sacó su caña de pescar, cogió su anzuelo y le puso un cebo que había robado en su cofradía de pescadores, lanzó lo más lejos que pudo hasta alcanzar la zona de los peces gordos. Disfrutó esperando un buen día de pesca.
MAR BALL
Buen escrito, ¡y buena pesca!
Gracias